Partituras de formas y colores, sus pinturas están pobladas de rostros, símbolos y signos que expresan "el ruido del mundo". A través de ellos, intenta luchar contra el olvido y curar las heridas. Como artista comprometido, aborda a través del arte cuestiones socioeconómicas y de identidad como la cuestión de los desplazamientos de la población, las desigualdades y la corrupción. Sus obras combinan diversos materiales como los posos de café o el óxido, tomados de la tradición vudú, pigmentos crudos, tinta china y pintura al óleo. El poder del color y el relieve de los lienzos crean una intensa estética que busca devolverle un lugar central al ser humano. 

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Dando especial importancia al diálogo de las disciplinas, también ha colaborado con bailarines contemporáneos en el contexto de diversos eventos como la Bienal de Dakar, el Festival de Vudú en Estrasburgo y en la Cité Internationale des Arts. En los últimos años su trabajo se ha orientado hacia la instalación, para trabajar con el color en 3 dimensiones. Esta reflexión lo acompaña desde hace muchos años, ha creado instalaciones en el Centro (Benín) en 2015 y en Dakar, durante el Off de la Bienal en 2008. Instalación o pintura, su investigación artística sigue siendo la de un colorista humanista.